Era: Maximiliano I Emperador de México.
Registrado como: Ferdinand Maximilen Joseph Maria Von Österreich.
Estimaba que México no era ajeno a los Habsburgo, pues no hacía muchos años, fue gobernado por esa casa.
Había designado sucesor a un descendiente de Agustín de Iturbide.
Se mostraba interesado en pasear en globo.
Una de las primeras fotos históricas de calidad, por allá en 1860, se la tomo junto a sus hermanos francisco José, Carlos Luis y Luis Víctor.
No era religioso, sin dejar de ser creyente.
Su barba le cubría un belfo, no del todo agraciado, característico de los Habsburgo.
Supo que quería decir “güerito” , cuando una negra en Veracruz le grito: “qué lindo güerito” (no olvidemos que su lengua materna era el alemán).
Era un chamaco de 32 años cuando llegó a México y su mujer, tan solo de 25.
Carlota y Maximiliano eran parientes, para variar.
Mandó hacer el primer retrato hablado del Cura Hidalgo.
Fue el primero en celebrar el grito en Dolores Hidalgo; vestido de charro (indumentaria que le lloraba).
Le fascinaba el mar, lagos, ríos y bosques; así como coleccionar bichos y mariposas.
Quería a México y dio pruebas de ello en sus pleitos con el Nuncio Apostólico y los Comandantes del Ejército Francés, a quienes terminó aborreciendo.
Hizo dos viajes a América: el primero a visitar a su pariente el Emperador del Brasil, Pedro II; en donde le contagiaron una enfermedad venérea y el segundo a México, donde lo fusilaron.
Maximiliano no conoció a Benito Juárez, éste sí; estando aquél en el catafalco, hizo el comentario: “en verdad era de piernas largas”.
Se cuenta tuvo amoríos con Concepción Sedano, “la india bonita”, mujer que fuera de su mayordomo de la Quinta en Cuernavaca.
Las Emes perseguían a Maximiliano I de México; murió fusilado entre los Generales Miguel Miramón y Tomás Mejía; venía de Miramar a México; lo traicionaron el General Márquez y el Coronel Miguel López.