En el documental, Farah explica que quiere contar su historia para desafiar las percepciones públicas sobre el tráfico de personas y la esclavitud.
Mo Farah, el atleta de origen somalí que ganó medallas de oro en los 5 mil y 10 mil metros tanto en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 como en Río 2016, contó a la BBC que fue traficado a Reino Unido cuando tenía 9 años y obligado a trabajar como sirviente.
En 2016, Mohammed Farah explicó que debido a la Guerra Civil Somalí, su familia y él abandonaron su país, sin embargo, a través de un documental realizado por la BBC y Red Bull Studios, confesó que su familia nunca ha estado en Reino Unido: su padre, Abdi, murió víctima de una bala perdida en medio de la constante violencia que azota a Somalia, “Mo” tenía 4 años; su madre y sus dos hermanos viven en una granja en el estado separatista de Somalilandia (Somalilandia es un territorio del norte de Somalia que se autoproclamó país independiente en 1991, aunque carece de reconocimiento internacional).
Farah nació el 23 de marzo de 1983 en Somalilandia con el nombre de Hussein Abdi Kahin. Cuando tenía 9 años, una mujer a la que nunca había visto llegó a su casa para llevárselo ilegalmente en avión desde Yibuti (país de África oriental fronterizo con Somalia) a Reino Unido. En un principio, la mujer que se lo llevó dijo que se iría a Europa para vivir con una familia que le ayudaría.
“Estaba emocionado. Nunca antes había estado en un avión", contó Farah. El atleta dice que ella contaba con documentos de identidad falsos en los que su foto aparecía junto al nombre de “Mohammed Farah”, de hecho, la mujer le dijo que desde ese momento ese sería su nuevo nombre.
Cuando llegaron a Reino Unido, la mujer lo llevó a su apartamento en Hounslow, en el oeste de Londres, ahí ella le quitó a Farah el papel en donde tenía los datos de contacto de sus familiares. "Lo rompió y lo tiró a la basura justo frente a mí. En ese momento, supe que estaba en problemas", explicó.
“Mo” era el encargado de realizar las tareas del hogar y también cuidaba de los hijos de la mujer, labores que tenía que hacer para poder “tener comida en la boca”. Durante los primeros tres años que pasó con la familia no fue a la escuela, pero cuando cumplió 12 pudo inscribirse en el séptimo grado del Colegio de la Comunidad Feltham. La familia dijo a las autoridades de la escuela que Farah era un refugiado de Somalia.
Sarah Rennie, antigua tutora de “Mo”, explica en el documental que el entonces niño hablaba muy poco inglés y que las personas que dijeron ser sus padres jamás fueron a las actividades familiares de la escuela. Por su parte, Alan Watkinson, el profesor de educación física de Farah, vio una transformación en el niño cuando pisó la pista de atletismo. "El único idioma que parecía entender era el de la educación física y el deporte", comentó Watkisnon.
El propio atleta menciona en el documental que el atletismo resultó ser un salvavidas, pues "lo único que podía hacer para escapar era salir y correr". El niño somalí aprendió a confiar en el profesor de educación física y le confesó todo lo que estaba viviendo y el cómo llegó a Reino Unido. De inmediato, Watkinson contactó a servicios sociales y una familia somalí le dio la bienvenida.
"Aún extrañaba a mi verdadera familia, pero desde ese momento todo mejoró. Sentí que me quitaron un gran peso de los hombros. Fue entonces cuando apareció ´Mo´, el verdadero ´Mo´”, explicó el atleta.
Debido a su talento sobre la pista, el nombre de Mohammed Farah comenzó a hacer eco dentro del atletismo y con tan solo 14 años de edad, recibió una invitación para representar y competir por las escuelas inglesas en Letonia, sin embargo, no contaba con ningún documento que le permitiera viajar. Así que Watkinson lo ayudó a solicitar la ciudadanía británica bajo el nombre de Mohamed Farah, misma que le fue otorgada en julio de 2000.
Durante el documental el abogado Alan Briddock le explica a “Mo” que técnicamente su nacionalidad fue “obtenida por fraude o tergiversaciones". De tal manera que, legalmente, el gobierno puede eliminar la nacionalidad británica de una persona si su ciudadanía se obtuvo mediante fraude.
Pero, el propio abogado explica que el riesgo de que esto suceda en el caso de Farah es bajo. "Básicamente, la definición de trata de personas es el transporte con fines de explotación", dice Briddock. Y añade: "En su caso, usted se vio obligado como un niño muy pequeño a cuidar a otros niños pequeños y a ser un sirviente doméstico. Y luego les dijo a las autoridades pertinentes: ´Ese no es mi nombre'. Todo eso hace que disminuya el riesgo de que el Ministerio del Interior le quite la nacionalidad".
En el documental, Farah explica que quiere contar su historia para desafiar las percepciones públicas sobre el tráfico de personas y la esclavitud. "No tenía idea de que había tanta gente que estaba pasando exactamente por lo mismo que yo. Simplemente muestra lo afortunado que fui. Lo que realmente me salvó, lo que me hizo diferente, fue que podía correr", expresó.
Por su parte, la BBC explicó que se acercó a la mujer que llevó a Farah a Londres para conocer su versión y poder conocer más sobre lo ocurrido, sin embargo, no obtuvo respuesta.
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estima que, en 2019, 40 millones de personas estuvieron sometidas a la esclavitud moderna (trata de personas, el matrimonio forzado, la esclavitud sexual, el trabajo infantil, el reclutamiento forzoso de niños para la guerra y la servidumbre). Esto significa que en 2019 en el mundo hubo 5,4 víctimas de la esclavitud moderna por cada mil personas.