El suizo, quien ganó 20 cetros del Grand Slam, concluyó su carrera con una derrota en un encuentro de dobles de la Copa Laver, en el que formó dupla con Rafael Nadal, su añejo adversario.
Por supuesto, este día y este partido tenían que llegar para Roger Federer y para el tenis, como inevitablemente deben arribar para todas en cualquier deporte.
Federer dijo adiós el viernes por la noche, con un último partido antes de marcharse al retiro a los 41 años, luego de una carrera superlativa que abarcó casi un cuarto de siglo.
El suizo, quien ganó 20 cetros del Grand Slam, concluyó su carrera con una derrota en un encuentro de dobles de la Copa Laver, en el que formó dupla con Rafael Nadal, su añejo adversario.
Conformó el Equipo Europa junto con el español Nadal, quien ostenta el récord con 22 coronaciones en las grandes citas. Pese a semejantes laureles, ambos cayeron ante el Equipo Resto del Mundo, formado por Frances Tiafoe y Jack Sock, por 4-6, 7-6 (2), 11-9, en la O2 Arena.
Pero el resultado poco importó. Lo que quedó para el recuerdo fue la despedida a Federer.
O mejor dicho, las despedidas. La de Federer al tenis, a los aficionados, a sus rivales y colegas. Y las de todos esos integrantes del mundo del tenis para el astro.
"Ha sido un recorrido perfecto", manifestó Federer. "Lo volvería a hacer".
Cuando terminó el encuentro y su carrera, Federer abrazó a Nadal, a Tiafoe y a Sock. Luego comenzó a llorar.
Nadal se enjugó también las lágrimas, mientras una catarata de aplausos resonaba junto con los gritos de afecto desde el graderío.
Federer se llevó las manos a la cintura.
"Gracias", musitó, mientras devolvía el aplauso al público que había comenzado a corear: "¡Vamos Roger".
Ello marcó el final de un partido que duró más de dos horas y concluyó unos 30 minutos después de la medianoche.
Mirka, la esposa de Federer, se le unió en la cancha, lo mismo que sus cuatro hijos —dos niñas y dos niños, en ambos casos mellizos— y sus padres. Hubo abrazos y más llanto.
Los miembros de los dos equipos lanzaron a Federer por los aires.
"Ha sido un día maravilloso. Les dije a los chicos que estoy contento, no triste", dijo Federer. "Disfruté atarme las correas de los zapatos una vez más. Todo lo hice por última vez".
Federer anunció la semana pasada que este torneo por equipos, fundado por su empresa gestora, sería el último certamen en el que participaría antes del retiro. Luego aclaró que el encuentro de dobles sería su último.
Antes del viernes, no había competido en torneo alguno desde julio de 2021, cuando cayó en los cuartos de final de Wimbledon. Poco después de eso, se sometió a una tercera cirugía en la rodilla derecha.
Fue incluso poético que Federer decidiera dar el adiós compartiendo la cancha con Nadal, quien fue con frecuencia un duro rival pero llegó a convertirse también en su buen amigo fuera de las canchas.
Antes de Federer, la marca de campeonatos en majors era de 14, establecida por el estadounidense Pete Sampras. Federer la superó, al conquistar ocho veces Wimbledon, seis el Abierto de Australia, cinco el US Open y una Roland Garros.
Su currículum impresionante incluye 103 trofeos de por vida en individuales, 310 semanas como el número uno del ranking de la ATP, un cetro de la Copa Davis y medallas olímpicas.
Pero más allá de su elegancia y eficacia en las canchas, Federer fue un digno embajador del tenis, cuya popularidad inmensa atrajo a numerosos aficionados hacia este deporte.
"Para mí, personalmente, (fue) triste en el primer momento, cuando llegué a la conclusión de que era la mejor decisión", dijo Federer en una entrevista con The Associated Press esta semana sobre sus emociones al darse cuenta de que era hora del retiro.
"Lo contuve al principio, luego luché contra esto. Pero podía sentir el dolor".
Cuando los jugadores de ambos equipos fueron presentados antes del partido de sencillos que inicia el evento por equipos de tres días en el O2 Arena, Federer fue el último en salir de un túnel que conducía a la cancha negra, vistiendo la chaqueta azul con cremallera de su equipo y pantalones negros.
Los aficionados que fueron lo suficientemente ruidosos al recibir a Nadal, Novak Djokovic, Andy Murray y otros realmente se aseguraron de que Federer escuchara su apoyo y gratitud, levantándose para una larga ovación de pie mientras alzaban las cámaras de sus teléfonos para capturar el momento.
Los que tuvieron la suerte de obtener boletos vinieron de todas partes, ninguna distancia es demasiado grande para viajar, ningún costo en demasiado elevado.
"Tengo sentimientos encontrados sobre esto", dijo Indrani Maitra, ciudadana india de 49 años. "Estoy muy contenta de poder ver su último partido. Pero estoy muy triste porque este es su último partido".
Maitra acudió con su hija, Anushka Verma, una estudiante de 19 años de la Universidad de California, Berkeley, para lo que dijeron que era la primera vez que veían tenis en vivo. Ambas lucieron sombreros azules para la ocasión, el de Maitra con la insignia "RF" de Federer, el de Verma con el logo de los cuernos de toro de Nadal.
Había filas de cientos de personas en las tiendas "Game, Set, Merch" dentro y fuera del lugar. Jacob Benaion, un brasileño de 61 años, dijo que esperó más de una hora con su hijo, Moyses, de 32 años.
"Amo el tenis. Mi primer favorito fue Ivan Lendl. Después de eso, Pete Sampras. Y después de eso, Roger Federer. Y Roger Federer es el mejor de todos", dijo Benaion. "Es una leyenda y ayudó a que el tenis creciera en todo el mundo. Es un embajador del tenis".
Este adiós sigue al de Serena Williams, poseedora de 23 campeonatos de individuales de major, en el Abierto de Estados Unidos hace tres semanas tras una derrota en la tercera ronda. Deja preguntas sobre el futuro de un deporte que él y ella dominaron y donde trascendieron durante décadas.
Una diferencia clave: cada vez que Williams salía a la cancha en Nueva York, la pregunta que se avecinaba era cuánto duraría —una perspectiva de "ganar o esto es todo".
El viernes esto terminó para Federer, sin importar el resultado.
La Copa Laver, que se juega en su quinta edición, utiliza un formato bastante diferente al de un torneo estándar. Entonces, una victoria para él y Nadal no significaba avanzar a otra ronda.
En cambio, Federer dejó en claro que su rodilla derecha reparada quirúrgicamente no está en condiciones de permitirle continuar, y no competirá más.
Federer se sentó inicialmente entre sus compañeros de equipo Stefanos Tsitsipas —quien jugó contra Diego Scwartzman en el segundo partido individual del día— y Matteo Berrettini para comenzar la espera de su turno en la cancha.
El último encuentro llega después de 1.251 victorias en partidos de sencillos, ambas cifras superadas solo por Jimmy Connors en la era abierta, que comenzó en 1968. Los récords de Federer incluyen ser el número uno de mayor edad en la historia del ranking de la ATP —regresó al primer puesto a los 36 años en 2018— y la mayoría de las semanas consecutivas allí (su marca de semanas totales fue eclipsada por Djokovic).
En el apogeo de sus poderes, Federer participó en 10 finales consecutivas de Grand Slam, un récord, ganando ocho, entre 2005 y 2007. Extendiendo el rastro hasta 2010, llegó a 18 de 19 finales de torneos major.
Más que los números, la gente recordará ese poderoso golpe de derecha, el revés con una mano, el impecable juego de pies, un servicio espectacularmente efectivo, el entusiasmo por llegar a la red, la voluntad de reinventar aspectos de su juego y —la parte de la que está más orgulloso— una longevidad inusual. También, está su personalidad fuera de la cancha.
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